Alex Gladstein es Director de Estrategia de la Fundación de Derechos Humanos (HRF siglas en inglés de la Human Rights Foundation. Esta Fundación se define como independiente, sin fines de lucro y protectora de los derechos humanos a nivel mundial.
Asimismo, promueve la democracia liberal y considera que el ecosistema Bitcoin posee una serie de bondades que son de gran utilidad para las causas que enarbola.
En diferentes ocasiones Gladstein ha alertado al mundo señalando que las transacciones financieras pueden ser controladas de tal manera que reflejen dónde ha estado un ciudadano, qué estuvo haciendo y qué pretendía hacer. Esto convierte a las operaciones bancarias en la fórmula perfecta para vigilar a la población.
Las razones antes expuestas son las que impulsaron a Gladstein a interesarse en el uso de Bitcoin y convertirlo en su herramienta predilecta para ayudar en la lucha por los derechos humanos.
“Aprender sobre Bitcoin me hizo sentir más curiosidad acerca de cómo se crea el dinero y también por conocer quién puede decidir cuándo se realiza un pago", ha señalado el directivo.
Al mismo tiempo, ha comentado que procesadores de pagos como Visa cortaron las operaciones procesadas por Wikileaks y sobre ello señaló: "ese es un buen ejemplo de por qué Bitcoin es importante para la humanidad. Porque, al final del día, es una plataforma de pago neutral. Nadie puede decidir si una persona puede recibir dinero o enviarlo. En una era en la cual está aumentando la vigilancia, Bitcoin será cada vez más importante ".
El Director de Estrategia de la Fundación de Derechos Humanos ha explicado las tres razones por las que Bitcoin es tan poderoso: "la primera de ellas porque es deflacionario, lo que permite a los ciudadanos protegerse del método utilizado por los gobierno de imprimir más dinero del que necesitan. En segundo lugar porque es resistente a la censura y tercero porque no requiere permiso para usarlo, incluso sin identificación o pasaporte".
Gladstein señala que estas cualidades son las que hacen que Bitcoin sea útil en general para la población y particularmente para activistas, quienes dentro de países como Nigeria, Filipinas, China, Venezuela o Irán, pueden recibir pagos en Bitcoin y cambiarlo a la moneda local en unos instantes.
Con ese fin, HRF está buscando alternativas para ayudar a los activistas de derechos humanos a usar Bitcoin para su trabajo. Primero, están ayudando a realizar investigaciones para que las herramientas tecnológicas se adapten mejor a este tipo de actividades, tal como señala el directivo.
También comenta que intentan desarrollar el núcleo de la diversidad y ayudar a que más personas se eduquen y comprendan la tecnología de Bitcoin y de cadenas de bloques. Mientras que por otro lado, están educando a los activistas sobre cómo pueden usar estas tecnologías de manera segura.
Otra historia de cómo Bitcoin está ayudando a los humanos, fue la que contó Tey Elrjula recientemente para un medio de comunicación. Él es un emprendedor tecnológico libanés refugiado en los Países Bajos y narró cómo la criptomoneda pionera le ha ayudado en su vida. "Es bueno para lo que necesites. Lo he usado para pedir pizza y para construir una carrera satisfactoria, a pesar de todo tipo de dificultades", dijo.
Elrjula contó que antes de conocer las criptomonedas, solía enviar dinero desde los Países Bajos su familia en el Líbano dos veces al mes, pero los honorarios le estaban matando. Peor aún eran las largas colas de espera que debía hacer en los establecimientos de transferencia de dinero.
“Todavía hay muchas restricciones insuperables en las transacciones de dinero, especialmente aquellas que excluyen a grandes poblaciones de todo el mundo. Por ejemplo, un segmento considerable de personas en Arabia Saudita no tiene permisos de residencia y no pueden transferir dinero a sus familias en países como India o Pakistán. Bitcoin no tiene esas restricciones ni implica cargos transaccionales exorbitantes", explicó. Elrjula dijo que en esos días conoció a Bitcoin y pronto comenzó a trabajar en una página de Facebook en la que ofrecía información sobre la criptomoneda. Hacía ese trabajo con el objetivo de ayudar a otros refugiados. Pero una guerra se desató en casa y toda su vida se convirtió en un caos.
“Era el año de 2014 cuando todo comenzó a salir mal. Mi tarjeta de residencia europea expiró a finales de ese año mientras se desataba la guerra en casa. 500 migrantes perdieron la vida en el mar Mediterráneo al intentar cruzar a tierra segura. Fue en ese momento que me di cuenta de lo bendecida que era de estar en Europa”, explicó.
Asegura que sorprendentemente muchos refugiados se interesaron en Bitcoin y pidieron información a través de su página de Facebook, así que conversó con mucha gente. Respondió sus preguntas sobre el proceso de minería, la especulación de precios, la compra de bitcoin y la venta, entre otras inquietudes.
Mientras tanto, su propio aprendizaje no se detenía, incluso comenzó a hacer traducciones para algunas páginas especializadas en bitcoin. Añade que en julio de 2015 obtuvo un certificado de experiencia técnica de la Universidad de Nicosia logrando conseguir su credencial como profesional.
Entonces el público quería conocer sobre Bitcoin por lo que aparecieron muchas reuniones en los Países Bajos a las que pudo asistir como orador. Uno de estos eventos se llamó Bitcoin Wednesday y se realizaba el primer miércoles de cada mes. “A partir de allí y poco a poco, mi identidad de Bitcoin estaba superando mi identidad de refugiado. En los años venideros y cada vez que salgo al escenario, le pido a la gente que se meta las manos en los bolsillos y saque las monedas. A cambio, les daría bitcoin por la misma cantidad. ¿Por qué? Porque la mejor manera de entender Bitcoin, es usarlo”, explica.
También Elrjula comenta que el dinero y la identidad han estado de la mano durante siglos, sin embargo, aplaude que él pudo usar dinero sin necesidad de documento de identidad y eso fue gracias a bitcoin. “Además de mi correo electrónico, no necesitaba nada para usar dinero y realizar transacciones digitales. Sin embargo, necesito una identidad para presentarme al mundo e interactuar con servicios como educación y diplomas, atención médica y vacunas, viajes y boletos aéreos. La tecnología nos está ayudando a vivir en un mundo en el que necesitamos confiar menos y verificar más”, señala con énfasis.
Composición gráfica: Oliver Vizcaíno
